YO, MI TETA, MI HIJO PEQUEÑO Y NUESTRO COLLAR DE LACTANCIA.

 

Niño mamando con collar de lactancia Anna Santos

 

 

Esta soy yo, esta es mi teta y él es mi hijo pequeño de tres años y tres meses con su cara de placer al mamar casi dormido de tan relajado pero no del todo dormido porque juega con nuestro collar de lactancia.

Se que hay mucha gente que me ha pedido el patrón y el collar y yo no he podido cumplir sus expectativas. Pero también se que hay gente que hace collares de lactancia e incluso se de una en concreto que hasta ha hecho un copia y pega de mi post del collar y lo ha copiado en su historia, bueno, que pena que no le nazcan sus palabras. Y que lindo todas aquellas personas que se han inspirado en ello, me alegro.

Por mi parte deciros que como muchas madres de hoy mi “obsesión” es encontrar el máximo de tiempo posible para estar con mis hijos. Me apasiona mi trabajo, me encanta y no lo quiero apartar, pero no concibo una crianza sin atención plena a mis hijos. Mi aprendizaje diario es repartir el tiempo, organizarme para estar con ellos y seguir trabajando. Hasta el momento no lo he hecho nada mal, hasta he podido estrenarme en un programa de TV “Bebé a Bordo T.2”! pero he tenido que apartar algunas prácticas como es el tejer, incluso trabajos interesantes por ver que no podría dedicar la calidad a mis niños, esto tiene un precio y una recompensa.

Os voy a contar mis primeros pasos en tejer: mi abuela, gran mujer de sabiduría que me ha transmitido mucho como mujer, en partos, en crianza, ha estado cerca en mis pospartos, y me ha enseñado a tejer, coser, hacer pasteles, es una artista en todas estas áreas. De pequeña siempre le preguntaba y me enseñaba. Pero nunca tejí de verdad. De mayor arranqué de nuevo cuando me formaba como profesora de yoga, la postura fácil (la de piernas cruzadas) no la hacía bien, así que decidí comprar lana y tejer a dos agujas un gran poncho mientras practicaba la postura, cuando lo terminé y aprendí la postura lo volví a dejar. No fue hasta hace unos años, cuando vivía en la montaña muy aislada ,donde cada día escuchaba el silencio, que una madrugada me desperté muy pronto, me estaba bajando la regla y me senté al pie de la chimenea a tejer con la técnica del ganchillo. Para mi sorpresa estaba grabado en mi memoria! y tejí y tejí mientras bajaba mi sangre. A partir de ahí aprendí muchas cosas del ganchillo y hacia peúcos, mantitas, calentadores y collares.

Tejer me sirve para encauzar mi creatividad, ordenar mi mente, relajarme, lo hago por placer. Desenredar el hilo, enredar el hilo, organizar el cuarto oscuro.

 

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