Cuando llega el primer hijo todo es nuevo, una cambia y vive una transición de ser mujer a ser mujer-madre, con todo lo que comporta de altibajos emocionales, cambio de relación en el mundo social, familiar, los cambios que vive la pareja… es una muerte y un renacimiento.
Lo es para la mujer y también para el hombre.
No todas las mujeres que se convierten en madres han tenido contacto con bebés antes. Los bebés son personitas que vienen con su carácter, sus sentimientos y emociones. La cría humana nace antes de tiempo del vientre de la madre para seguir desarrollando el cerebro, que es grande y complejo. A diferencia del resto de mamíferos, el humano necesita de cuidados constantes para poder sobrevivir y seguir el desarrollo y crecimiento adecuado; se le llama exterogestación, pasar el máximo de tiempo posible en contacto con el cuerpo de la madre, si no es posible, con el padre o familiar, como una gestación extrauterina. Esta es la única manera de garantizar el buen desarrollo del bebé. Permite seguir y conocer las señales del recién nacido, proteger, dar el calor necesario, tener la comida cerca y estar envuelto del olor materno que da seguridad y confort.
Los bebés, todos los bebés, vienen al mundo con unos gestos determinados, movimientos y sonidos. Al principio son involuntarios, y poco a poco a medida que el bebé va madurando estos gestos son más conscientes. Aunque sean “como involuntarios” responden a una necesidad del bebé, ya sea un gesto del sistema nervioso madurando o reaccionando a algo: frío, calor, … o bien porque tiene hambre o quiere brazos.
Cuando un bebé tiene hambre tiene unos gestos y un ritual muy característicos: abre la boca, mueve la cabeza de lado a lado buscando el pecho de mamá, se lleva el puño a la boca, y si entonces dejas el bebé sobre el cuerpo de mamá va a buscar el alimento, y vuelve a tener unos movimientos concretos: con las piernas y los brazos extiende y flexiona para desplazarse, incluso escoge el pecho que le toca, con la cabeza hace unos gestos hacia delante y hacia atrás “como dando cabezazos”, con la boca y la nariz hace un gesto de búsqueda y olfateo, y cuando ya tiene el pezón tocándole (o a veces cuando algo toca su cara) mueve rápidamente la cabeza de lado a lado para agarrarse a él. Durante este proceso y mientras mama con los puños hace un gesto para estimular el pezón: aprieta los brazos hacia el cuerpo o el pecho de mamá, gesto que si alguna vez has visto mamar a gatitos también hacen.
Hay bebés que tienen mucha fuerza! y NUNCA hay que interpretar este gesto de los brazos y los puños como que RECHAZA a mamá! nunca! son movimientos muy inteligentes que estimulan las glándulas mamarias para segregar la leche. Sin este gesto ni estímulo de brazos la leche sale igualmente, pero a los bebés les nace este instinto. Más adelante, cuando el bebé ya tiene un año, dos o más, seguirá haciendo este gesto pero aún más especializado, con los dedos toca el pezón mientras mama.
Alguna madre confiesa que en medio de la montaña rusa emocional y de cambios tan radicales, ha interpretado estos movimientos del bebé como que la está rechazando, igual que cuando un bebé llora en brazos de mamá y luego lo coge una desconocida y deja de llorar. Este llanto jamás es de rechazo! el bebé, como nosotras, llora cuando esta en un entorno de confianza, con quien más confianza tiene es con mamá. A demás en un entorno no conocido, los bebés hacen como las crías de cualquier animal, ante el peligro me quedo quieto y no hago ruido!
Puede haberte pasado muchas cosas y al bebé también, pero el bebé te ha escogido como mamá y aunque no viene con un manual debajo del brazo, si que viene con un montón de gestos que tu poco a poco vas a conocer y saber interpretar.
Las mamás necesitan apoyo para sostener la nueva vida, son muchas las cosas tiernas y vulnerables que suceden en los inicios de la vida, y merecen ser protegidas.
El desarrollo del parto puede influir en tu auto confianza y en tu bienestar general. También las hormonas y tu estado físico y de salud, son aspectos que no debes pasar por alto en un puerperio. Y más si tenemos en cuenta que la mayoría de las madres se sienten solas.
Si te ocurre a ti, si sientes que tu bebé te rechaza, o que te sientes aislada, no comprendida … puedes acudir a un grupo de crianza o lactancia, puedes contratar los servicios de una doula que te proporcione apoyo y sostén, puedes acudir o solicitar la consulta con una psicóloga o terapeuta perinatal. Es importante, muy importante que las mujeres aprendamos a buscar la ayuda, apoyo o recursos entorno a la maternidad.
Anna Santos
Abril 2014