La pelvis es una parte de ti que te acompaña toda tu vida y que contiene la energía femenina, la energía creativa, es donde reside parte de tu identidad.
Hace unos años, la primera vez que mi hijo estudiaba los huesos en el colegio llegó a casa con un dibujo de un esqueleto con los nombres “principales” escritos, como el cráneo, las extremidades… se ve que la pelvis no era tan importante, ese nombre no hacia falta aprendérselo, no sé, no me llegaba ese punto de vista. A parte de que todos los huesos son importantes porque es el conjunto lo que hace la unidad, sé que con la edad que tenían lo que se pretendía era un primer contacto con el esqueleto. Pero como soy mujer y en mi la pelvis está muy presente, no comprendía que ese conjunto de huesos no fuera importante.
Esta pequeña anécdota refleja el concepto y conocimiento que tenemos de una parte de nuestro cuerpo muy importante, conozco un poco más la pelvis femenina y está muy implicada en los cambios físicos y emocionales de las diferentes etapas de la mujer.
No soy experta en el tema, pero desde que estudio el cuerpo femenino me observo y hay detalles cotidianos que van cambiando según el momento del ciclo en el que estoy, por ejemplo, en mi práctica de yoga necesito sentarme sobre el cojín de meditar en la premenstruación y durante la menstruación, y me siento directamente sobre la tierra el resto de mi ciclo. Cuando te sientas en el suelo lo que se apoya y enraíza son los isquiones, parte de la pelvis. Otro ejemplo son los zapatos de tacón alto, me cuesta mucho andar con ellos en la premenstruación y la menstruación, y puedo con ellos el resto del ciclo. ¿me pasará solo a mi, o hay más mujeres que también viven este tipo de cambios?
Cursos y talleres para la mujer, intensivos de fin de semana.
La pelvis femenina.
Une la parte inferior del cuerpo con la superior, es decir, los miembros inferiores con el tronco. Es una estructura tridimensional, lugar de encuentro de la articulación de la cadera.
Es un conjunto de 4 huesos: Dos huesos ilíacos que corresponden a las piernas, el hueso sacro y el coxis, que corresponden a la columna vertebral. Por la parte interna tiene forma de cuenco, contiene las vísceras del abdomen y más abajo contiene los órganos de la pelvis menor: recto, matriz y vejiga.
Así como imagen general nos podemos quedar con un cuenco que sostiene.
En la parte inferior situaríamos el suelo pélvico, que es un conjunto de músculos y tejido de sostén, donde también se encuentran la vagina y el ano.
La pelvis de la mujer tiene micro movimientos entre sus huesos y a lo largo de todo el ciclo menstrual va cambiando de posición, a veces estos movimientos son imperceptibles pero muchas otras se perciben, por ejemplo cuando cuesta más abrochar el pantalón en determinado momento del ciclo.
Cuando la mujer está embarazada, la matriz, órgano femenino por excelencia, se expande a medida que crece el bebé, y la pelvis, que es su cuna o su nidito, también se modifica para acoger y sostener, adaptándose al volumen del crecimiento.
Durante el parto, el bebé pasará por el “canal de parto”, cérvix y vagina, que se sitúan en la zona pélvica. En este proceso la pelvis de la mujer (con la ayuda de la hormona relaxina, que se segrega de forma natural durante el embarazo y sobretodo durante el parto para dar flexibilidad y relajar los ligamentos) se puede articular con facilidad y se suaviza la sínfisis púbica, es decir, se abre más para dejar pasar al bebé, que al mismo tiempo también contribuye a dicha apertura con sus movimientos rotatorios, va girando para salir.
Esta zona de nuestro cuerpo suele ser bastante desconocida: no es una única pieza sino que son un conjunto de huesos que además se articulan entre si, va cambiando de apertura y basculación… pero sin embargo es muy importante en relación a los ciclos de la mujer. Sus cambios se hacen más presentes en la pubertad, en el ciclo menstrual, en el embarazo, en el parto, en el posparto y en la menopausia.
En tu casa, y como exploración personal de autoconocimiento, puedes hacer el ejercicio de palpar con la punta de los dedos, suave y tranquilamente, sobretodo sin prisas, buscando aquellas partes de tu pelvis que sobresalen más y como si dibujaras, ir resiguiendo lo que te muestra el hueso. Ten presente que hay zonas a las que no puedes acceder porque quedan internas o cubiertas por tejido y musculatura y ocultas al tacto.
Si vas a ser mamá este ejercicio te puede ayudar mucho para el parto y sobre todo para el posparto, por un lado puedes seguir la transformación de tu pelvis durante el embarazo, ser más consciente durante el parto de lo que está sucediendo, pero una vez ha nacido tu bebé, te darás cuenta de que esa gran apertura de tu pelvis necesita su tiempo para volver a colocarse en su lugar. Más allá de los cánones estéticos, es bueno mirar este gran movimiento pélvico como una oportunidad que tiene el cuerpo de regularse. Hacer reposo durante el puerperio es la manera de no cargar demasiado peso ni cansar esta zona, si te cuidas, tu pelvis se va cerrando de lado a lado, en pequeños movimientos de un lado y luego del otro, y en varias veces y varios días. Si vas palpando para reconocerte y sentirte, será tu guía personal de como te encuentras y cómo tu cuerpo vuelve a cerrarse después del parto. Haz todas las revisiones necesarias con la comadrona, pregúntale que puedes y no puedes hacer, también es ella quien te puede orientar a identificar como te estás recuperando.
Sin embargo, si nunca has dedicado un tiempo a reconocer y situar tu pelvis, los espacios que tiene, los movimientos y los cambios que ha hecho durante el embarazo, aunque sea muy superficialmente, puede que en el posparto te sientas incómoda, rara contigo misma, que aparezcan sensaciones que no comprendes. Acompañando a mamás en su puerperio, he visto que algunas tienen miedo a bajar escaleras con el bebé en brazos, o no sienten fuerzas para llevar a su bebé con un porta bebé, sienten que andan raro,… estos aspectos están relacionados con la apertura que aún tiene el cuerpo, y con la falta de sensación de una de las funciones de la pelvis, que es sostener. Las emociones, la psique y el cuerpo están totalmente relacionadas entre sí y si tu cuerpo está cambiado y en proceso de recuperación puede que emocionalmente o psíquicamente pase lo mismo. Sabiendo que el cuerpo tiene su ritmo natural para recuperase y viendo el camino hecho, la mujer se puede comprender mejor, saber que ese miedo proviene de que aún no siente el cuerpo recuperado después del trabajo de parto. Esta comprensión de si misma también le ayuda a saber cuando debe consultar o acudir a un profesional de la salud.
Actualmente hay diferentes técnicas que te pueden ayudar en la recuperación después del parto, pero recuerda que debe respetar el ritmo natural que tiene el cuerpo, así que no tengas prisa pero no te olvides de ti!
La pelvis es una parte de ti que te acompaña toda tu vida y que contiene la energía femenina, la energía creativa, es donde reside parte de tu identidad.
Especial agradecimiento a Núria Vives por su colaboración, aportación y escucha en este post.
Anna Santos, profesora de yoga especializada en embarazo, parto y posparto. He realizado los cursos de “Ciclo Anatomía y preparación al parto” y “Periné Femenino y Movimiento” con Núria Vives, Metodología de Anatomía para el Movimiento®, método Núria Vives.
Bibliografía: Vives Parés, N. & Calais-Germain, B. (2009). «Parir en movimiento. Las movilidades de la pelvis en el parto». España: La Liebre de Marzo.
Ilustración: Nicolas Henry Jacob (1782-1871) en «Bourgery. Atlas of Human Anatomy and Surgery». Jean-Marie Le Minor, Henri Sick. TASCHEN.
Excelente video de Núria Vives sobre los movimientos de la pelvis en www.nuriavivesanatomia.com
1 Comment