NO SIN MI DOULA – RELATOS DE PARTO.
Comparto aquí estas hermosas palabras de una mujer a la que acompañé hace unos años. El título lo ha puesto ella : NO SIN MI DOULA y lo dejo tal cual, me gusta viniendo de ella porque la entiendo.
Ella sabía cual era el papel de la doula, esta familia quería este acompañamiento cálido y cercano de una mujer desde otra mirada. Ellos escogieron su equipo, el que para ellos era necesario y encontraron su equilibrio, tenían su acompañamiento sanitario, durante el embarazo tenían una comadrona muy sensible que les apoyaba en sus decisiones y que acompañaba cálidamente en su maternidad, escogieron quien les iba a asistir en el parto y decidieron tener un acompañamiento no sanitario por parte de una doula, todo completamente viable y en equilibrio.
Soy sensible, que le voy hacer… cuando leo sus palabras a mi se me pone la piel de gallina, supongo que porque estuve a su lado y la recuerdo…
Cada mujer, a la que tengo el privilegio de acompañar en el proceso de la maternidad, me enseña un montón de cosas vitales, para mi es un lujo. Es la manera de enriquecer mi trabajo que luego comparto con otras mujeres, todas nos nutrimos, es lo que sucede cuando cada individuo se responsabiliza de sus decisiones y de su propia vida.
Recuerdo su parto, el nacimiento de su niña.. recuerdo el ginecólogo a su lado, a su manera, a ratos muy pasivo a ratos muy activo y guiándola.
Recuerdo a su marido pegado a su lado abrazándola, sosteniendo a esa mujer tan hermosa, y la recuerdo a ella, moviéndose, danzando al ritmo del nacimiento… y cuando llegó el milagro de la vida, la nueva familia se abrazó, se acurrucó en la cama improvisada en el salón.. abrigados y fundidos en un abrazo de amor, yo lo vi en la distancia para no interferir y me pareció una de las imágenes más hermosas que jamás he visto, me fui con una alegría muy grande, era el momento justo de salir de la casa y dejarlos empezar en la intimidad su nuevo camino… se quedaron en su luna de miel.
De su parto me quedó grabada la conexión que ella tuvo con su cuerpo y cómo utilizó una herramienta muy poderosa: la respiración. Carmen utilizó su respiración como guía en la montaña rusa que implica el parto. Desde fuera, hablo desde mi mirada, era un ritmo muy auténtico y con una respiración muy consciente, parecían palabras que le susurraba la vida solo para ella, que solo ella comprendía. Nadie, absolutamente nadie podría haber guiado una respiración tan valiosa para la mamá pariendo y la niña naciendo… se intuye que es algo muy sutil, no racional, algo nacido desde la sabiduría del cuerpo y desde la sensibilidad, es un diálogo nacido de la conexión entre la mamá y la bebé buscando el camino para nacer.
Tengo que deciros que yo no hice nada, solo estuvo la presencia de Anna Santos, una mirada, una mano sosteniendo, una caricia.. y si que recuerdo poner un cojín debajo de los empeines del papá y a él especialmente una mirada de complicidad, de estate tranquilo confiando en ella, y en el Dr, porque todo va bien… nada más, SOLO ESTAR.
Anna Santos
NO SIN MI DOULA
Podría decir que el parto ha sido la experiencia más significativa en mi vida de mujer.
Y no me refiero al intenso y hermoso cambio que supone acoger a un nuevo ser en el mundo, si no al parto mismo: a la experiencia aguda, viva y penetrante de un cuerpo poseído por la fuerza de la naturaleza.
Hace ya más de cuatro años de esas 12 horas de parto en las que tuve la oportunidad de sentirme (por primera vez) absoluta y hermosamente animal. Y aún recuerdo con escalofríos la intimidad y la energía de esa noche mágica.
Sin duda alguna, dar a luz a mi hija en esas condiciones – sin miedo, sin incertidumbre, sin debilidades – sólo fue posible estando rodeada del mejor equipo.
Hoy en día, se ejerce mucha presión social sobre la mujer embarazada. Se le imponen ritmos, medidas, pesos, fechas, cronómetros. Como si la vida pudiera organizarse según el calendario del Ministerio de Sanidad.
Me parece curioso que se trate a la mujer embarazada como una aprendiz, a la que le es posible parir en virtud de las instrucciones del personal médico de turno.
Como si las mujeres no llevaran pariendo desde que el mundo es mundo.
Y por supuesto, existen muchas formas de parir y muchos lugares, pero la mejor manera es, sin duda, la que la mujer elija en cada momento, libre de prejuicios e imposiciones.
Para mí, la experiencia de tener una maravillosa doula y una estupenda comadrona durante el embarazo y el parto fue fundamental.
Y por eso, aconsejo que cada mujer elija meticulosamente las personas que pueden acompañarla en un momento tan decisivo.
Que cada mujer pueda disfrutar del privilegio y del derecho de ser madre en las condiciones que ella misma elija. Que cada mujer se sienta libre y fuerte en su propia maternidad. Que no se impongan barreras ni dogmatismos. Que cada ser llegue al mundo en las mejores condiciones posibles.
Que el nacimiento de una nueva vida sea fiesta, y luz, y alegría.
Carmen Caleya
1 Comment
excelente muy buen articulo felicidades.
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